miércoles, 7 de noviembre de 2012

Planificando la boda.. y el matrimonio

"Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". Jesús le respondió: "Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía". Pero su madre dijo a los sirvientes: "Hagan
 todo lo que él les diga". Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: "Llenen de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta el borde. "Saquen ahora ?agregó Jesús? y lleven al encargado del banquete". Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y, como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al novio y le dijo: "Siempre se sirve primero el buen vino, y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento". Éste fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él." Jn 2, 1-11



La mayoría de las parejas ponen mucho esfuerzo en planificar su boda, pasan horas eligiendo el vestido o la tarjeta, horas armando el listado de los invitados y pensando donde sentarlos, días viendo salones y buscando quien les pase la música. Gastamos tantos esfuerzos en algo que dura tan poco. No digo que esté mal, todos queremos que nuestra boda sea única. Sin embargo lo mejor de la boda viene al final, es ahí cuando comienza verdaderamente el matrimonio que dura todo la vida. ¿Y cuanto tiempo dedicamos a nuestra preparación al matrimonio? A muchas parejas le causa hasta fastidio que le hagan hacer un curso prematrimonial que dure más de una hora. Recordemos que la boda es un día, y el matrimonio toda la vida. 


Andrés Obregón

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