domingo, 18 de noviembre de 2012

Buscando un compañero para el fin del mundo.

Jesús dijo a sus discípulos: "En aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos
 cardinales, de un extremo al otro del horizonte. Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre". Mc 13, 24-32

Hace poco vimos con mi esposa una película que se llamaba "Buscando un compañero para el fin del mundo". Trataba sobre la desesperación de las personas al enterarse que el mundo estaba por acabar y tenía los días contados. La película comienza con la imagen de que la esposa de protagonista sale corriendo, y lo deja. Nunca más vuelve. En esta situación límite, se dan cuenta que en realidad no se querían, que estaban uno con el otro por una cuestión de costumbre. Aunque en realidad nadie sabe cuando va a terminar el mundo, es interesante plantearnos cuales son los motivos por los que estamos junto a una persona, si es solamente por interés, si es por conveniencia, si es por costumbre. Una vez una amiga comento, que estuvo de novia mucho tiempo con un chico, pero nunca le decía esas palabras mágicas que tanto esperaba escuchar: "¿Querés casarte conmigo?" Cansada de que el novio no se animara, decidió pedírselo ella. Así fue como planeo una cena romántica, y con mucha ternura le dijo: "¿Querés casarte conmigo?". A lo que él re respondió con un seco: "Ni loco me caso con vos". Entonces ella con mucho dolor decidió terminar con la relación, no podía aceptar que la otra persona que decía amarla no pudiera asumir el compromiso de amarse hasta que la muerte los separa. Entonces el planteo sería por qué estar de novios con una persona que no puede comprometerse más, tiene futuro la relación o siempre tendremos que luchar para conseguir que nos acompañe en las cosas que me gustan. El noviazgo tiene que ser un camino de discernimiento hacia el matrimonio, teniendo el valor de separarse cuando existen diferencias irreconciliables. También tenemos que tener el valor, de que si no puedo darle a la otra persona lo que necesita, aceptarlo y dejarla para no hacerle perder el tiempo. Doloroso sería que nos encontremos en una situación límite y recién ahí darnos cuenta que no eramos el uno para el otro. Estemos seguros que si el amor es verdadero, aunque vengan fuertes vientos, como la palabra de Dios, el amor tampoco pasará.Andrés Nicolás Obregón

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