jueves, 8 de noviembre de 2012

El Amor perdido



Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo, pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo entonces esta parábola: "Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: 'Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido'. Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse". Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: 'Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido'. Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte". Lc 15, 1-10


El que ama lo que tiene hace de todo por no perderlo, y si lo pierde hace hasta lo imposible por encontrarlo. Por eso la pregunta que debemos hacernos como novios o como matrimonios debería ser ¿que hacemos para no perder al amor que tenemos, es decir qué hacemos para mantener viva la llama del amor? Y en el caso de que sintamos que estamos perdiendo a quien amamos ¿nos jugamos por nuestra relación para rescatarla? Debemos comprender que somos responsables de nuestro noviazgo, de nosotros depende que crezca o no. Que cada día sea una fiesta porque todavía luchamos por el amor de nuestra vida o porque si lo perdimos hemos hecho hasta lo imposible por recuperarlo. 

Andrés Obregón

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