miércoles, 7 de noviembre de 2012

Aprovechar las invitaciones para estar mejor

"Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Uno de los invitados le dijo: "¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!". Jesús le respondió: "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente. A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: 'Veng
an, todo está preparado'. Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: 'Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes'. El segundo dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes'. Y un tercero respondió: 'Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir'. A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y éste, irritado, le dijo: 'Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos'. Volvió el sirviente y dijo: 'Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar'. El señor le respondió: 'Ve a los caminos y a lo largo de los cercados, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa. Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena'". Lc 14, 1a. 15-24


Excusas. Siempre hay excusas. Siempre ponemos excusas cuando se trata de Dios. Hay muchas parejas que se quejan porque están mal, o están atravesando por un periodo de crisis. Se quejan pero cuando las invitas a retiros, o encuentros que pueden ayudarlos a salir de las crisis, dicen que no, ponen excusas. La primera de ellas es porque no les alcanza el tiempo. Pero el tiempo es justo y incluso sobra para aquel que planifica. Cuando nuestra relación nos importa tanto, nos hacemos el tiempo. Hay que ser sinceros y decir las cosas como son, no digas no tengo tiempo, sé sincero y decí no quiero ir, o a lo mejor no me animo a ir. La invitación está hecha, hay que aprovecharla.


Andrés Obregón

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